Son los que delinean, modelan y, en última instancia, crean, todo el Universo manifestado, con el único significado en que el nombre “Creador” es inteligible. La Estancia IV muestra la diferenciación del “Germen” del Universo en la jerarquía septenaria de Poderes Divinos conscientes, las manifestaciones activas de la Energía Suprema Una. El término Mónada es tal, que puede aplicarse tanto al Sistema Solar más vasto, como al átomo más diminuto. Retrata el surgimiento de las “Mónadas” de su estado de absorbimiento en el Uno el estado primero y más elevado en la formación de los “Mundos”. La Estancia III describe el volver a despertar del Universo a la vida, después del Pralaya. Vale la pena recordar que todas estas Estancias resuenan más en las facultades interiores que en la comprensión ordinaria del cerebro físico. Por ende, hay que dejarla a la intuición y a las facultades superiores del lector para que entienda, hasta donde pueda, el sentido de las frases alegóricas usadas. La etapa descrita en la Estancia II es, para la mente occidental, tan idéntica a la de la Estancia I., que, para expresar la idea de su diferencia, se necesitaría un tratado completo. Por lo tanto, es posible sugerir este estado sólo negando todos los atributos más abstractos que los seres humanos sienten, más bien que conciben, como los límites más remotos alcanzables por su poder de concepción. Al mismo tiempo, cabe simbolizarlo usando sólo negaciones ya que, siendo el estado de la Absolutividad en sí, no puede poseer ninguno de esos atributos específicos que nos sirven para describir objetos en términos afirmativos. La Primera Estancia describe el estado del Todo Uno durante el Pralaya, antes del primer aleteo de la manifestación que vuelve a despertarse.Įs obvio que tal estado puede expresarse sólo mediante el símbolo describirlo es imposible. Hoy, tantas personas han oído hablar de él, tantos estudiosos del misterio del mundo han notado que alguna fibra íntima de su naturaleza vibraba en respuesta a la sonora resonancia de sus frases, que respondiendo a una demanda real y persistente, aquí están, las Estancias en que se basan los dos más importantes volúmenes de La Doctrina Secreta. La señora Blavatsky, en el prólogo de la primera edición de La Doctrina Secreta, pregunta: «¿quién ha oído hablar alguna vez del Libro de Dzyan?» Se refieren y describen las siete grandes etapas del proceso evolutivo, tratadas en los Puranas, como las “Siete Creaciones” y en la Biblia, como los “Días” de la Creación. Las siete Estancias expresadas en este volumen, representan los siete términos de esta fórmula abstracta. Las Estancias expresan una fórmula abstracta que puede aplicarse, mutatis mutandis (adaptándose a las circunstancias), a toda evolución: a la de nuestra tierra diminuta, a la de la cadena de planetas de la cual la tierra forma uno, a la del Universo solar, al cual esa cadena pertenece y así sucesivamente, en escala ascendente, hasta que la mente vacile, exhausta por el esfuerzo. Gracias a las notas que tomaba El coronel Olcott, un gran amigo y colaborador de Helena Blavatsky, se conocen algunos pasajes de éste misterioso escrito.